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Vince Burke presents the splendor and unpredictability of ceramics as a celebration of life, labor, and love. His practice centers on abstract ceramics, sculpture, and mixed media. As a Colorado native, Burke’s work in this exhibition becomes deeply personal for its focus on home, loss, and memory. The “Home and Away” series consists of three wall-mounted architectonic sculptures parted by fissures sprouting with sculpted flowers. The title references a standard sports scoreboard that tracks points for the “Home” and “Away” teams. Some of the forms are likened to wall gardens as the vessels encase the flowers, acting as a reliquary. The identifiable floral motifs represent an experimental shift from his traditional abstract style. His pieces are characterized for their dark tones, luscious surfaces, and unique atmospheric effects resulting from the movement of fire in the kiln. The copper luster of the flowers, along with the swirl-like finish derived from four glazes, sharply juxtaposes the hardness of the vessels. The flowers are symbolic of the fragility and impermanence of life, likened to the short and ephemeral lives of humans. The preservation of the encased flowers reflects a desire to hold on to departed loved ones.
Burke explores the idea of home and homesickness in relation to physical landscape and family loss. His work often engages with the metaphor of a satellite journeying alone across space and sending messages back to Earth. Despite the distance, the satellite keeps spinning and looking back, waiting hopefully for a response from home. To Burke, the satellite’s journey and its call to home reflects his own journey at the moment as he navigates parental loss and attempts to find a sense of home amidst grief. He materializes this metaphor of longing through forms that offer a resemblance to radar dishes and space satellites. The flora adds a sense of beauty and comfort to the symbolic melancholy of the dark vessels. At its core, Burke’s work is a celebration of life and love.
Vince Burke presenta el esplendor e imprevisibilidad de la cerámica como una celebración de la vida, el trabajo y el amor. Su práctica se centra en la cerámica abstracta, la escultura y los medios mixtos. Como originario de Colorado, el trabajo de Burke en esta exposición adquiere un carácter profundamente personal al enfocarse en el hogar, la pérdida y la memoria. La serie Home and Away consiste en tres esculturas arquitectónicas de pared, separadas por fisuras de las que brotan flores esculpidas. El título hace referencia a un marcador deportivo estándar que registra los puntos de los equipos “Local” y “Visitante”. Algunas de las formas se asemejan a jardines murales, ya que los recipientes encierran las flores, actuando como relicarios. Los motivos florales identificables representan un cambio experimental respecto a su estilo abstracto tradicional. Sus piezas se caracterizan por sus tonos oscuros, superficies exuberantes y efectos atmosféricos únicos, resultado del movimiento del fuego en el horno. El brillo cobrizo de las flores, junto con el acabado en forma de remolino derivado de cuatro esmaltes, contrasta fuertemente con la dureza de los recipientes. Las flores simbolizan la fragilidad y la impermanencia de la vida, semejantes a las vidas breves y efímeras de los seres humanos. La preservación de las flores encerradas refleja el deseo de aferrarse a los seres queridos que han partido.
Burke explora la idea del hogar y la nostalgia en relación con el paisaje físico y la pérdida familiar. Su obra a menudo recurre a la metáfora de un satélite que viaja solo a través del espacio y envía mensajes de regreso a la Tierra. A pesar de la distancia, el satélite sigue girando y mirando hacia atrás, esperando con esperanza una respuesta desde casa. Para Burke, el viaje del satélite y su llamado al hogar reflejan su propio recorrido en este momento, mientras enfrenta la pérdida de sus padres e intenta encontrar un sentido de hogar en medio del duelo. Materializa esta metáfora del anhelo a través de formas que evocan antenas parabólicas y satélites espaciales. La flora añade una sensación de belleza y consuelo a la melancolía simbólica de los oscuros recipientes. En esencia, la obra de Burke es una celebración de la vida y el amor.